El regreso de una vieja amiga: por qué MySpace vuelve a conquistar a los usuarios
En un panorama digital cada vez más uniforme y saturado, miles de internautas comienzan a mirar hacia atrás con cierta nostalgia. Las grandes redes sociales, como Facebook, Instagram o TikTok, parecen haber perdido el encanto de sus primeros años, dando paso a una sensación de fatiga generalizada. En ese contexto, un nombre del pasado vuelve a resonar con fuerza: MySpace, o más precisamente, su heredera contemporánea, SpaceHey.
Un refugio frente a la estandarización
Las redes actuales prometen conexión, pero muchas veces ofrecen una experiencia limitada y controlada por algoritmos. En ellas, la creatividad y la espontaneidad parecen haberse diluido entre anuncios y contenido calculado. Este fenómeno, descrito por el escritor Cory Doctorow como “enshittification”, refleja cómo los servicios en línea se deterioran al priorizar las ganancias sobre la experiencia del usuario.
Cansados de ese entorno predecible, jóvenes y nostálgicos buscan volver a un espacio donde puedan expresarse sin filtros. En esas búsquedas reaparecen nombres que evocan otra era de internet: GeoCities, LiveJournal, y sobre todo, MySpace, aquella plataforma que en los 2000 permitió a millones de personas diseñar su propio rincón digital.
SpaceHey: la vuelta al espíritu original
Lanzada en 2020 por el alemán Anton Röhm, SpaceHey recrea la estética y el espíritu del viejo MySpace. Su diseño retro, con tonos azules y tipografía clásica, invita a un viaje en el tiempo. Aquí no hay algoritmos que decidan qué mostrar: los contenidos aparecen en orden cronológico, y cada usuario puede personalizar su perfil usando código HTML y CSS, una característica que devuelve el control creativo a sus manos.
El sitio ya supera los dos millones de usuarios y mantiene el carácter artesanal que definió a la web de principios de siglo. Desde cambiar colores y tipografías hasta agregar listas de canciones o secciones de “héroes”, todo puede personalizarse. La experiencia recuerda aquella época en la que los errores de código eran parte del aprendizaje, y no un obstáculo para destacar.
Un regreso con sentido
El interés por plataformas como SpaceHey o NeoCities no responde únicamente a la nostalgia, sino también a una necesidad de reapropiarse del espacio digital. En un mundo donde las redes sociales se asemejan entre sí y los perfiles se han vuelto vitrinas uniformes, muchos usuarios buscan volver a un entorno más humano, menos comercial y más libre.
Para quienes vivieron la internet de los 2000, reencontrarse con ese formato es casi como abrir una vieja caja de recuerdos: llena de colores, errores, GIFs parpadeantes y libertad creativa. Y para las nuevas generaciones, puede representar un descubrimiento: una forma de expresión que no depende de “likes” ni de algoritmos, sino del deseo de construir algo propio.
Así, el regreso de MySpace —aunque sea en una versión reinventada— no solo revive una estética, sino también un espíritu de internet que muchos creían perdido: el de la curiosidad, la autenticidad y la experimentación.













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